LA ESTETICA EN LA VIDA COTIDIANA / MARCO TEORICO






Durante el siglo XX, la vida cotidiana cobró un creciente interés en las discusiones sobre la estética, dando lugar, entre otras cosas, a lo que hoy se conoce como estética cotidiana, una subdisciplina de la estética analítica en la cual los teóricos plantean que “las actividades desvinculadas del arte o la naturaleza pueden tener propiedades estéticas y hacer surgir experiencias estéticas significativas. En otras palabras, se admite que en la vida diaria existe un penetrante cariz estético, presente en labores relacionadas con la comida, la vivienda, el vestuario, el medio ambiente y el deporte, entre otros . De cierto modo, esta perspectiva es tributaria de la llamada estetización de la vida cotidiana que, según Featherstone , se origina en tres asuntos fundamentales: el desplazamiento de la obra de arte hacia la vida diaria, llevado a cabo por las vanguardias desde la segunda década del siglo XX; la concepción de la vida como obra de arte y, en tercer lugar, la omnipresencia de signos e imágenes en la época contemporánea . En este contexto, las ideas sobre la estética cotidiana describen las posibilidades de experimentación estética (no necesariamente artística) en la inmediatez de la cotidianidad. En su trasegar hacia una delimitación conceptual, la estética cotidiana continúa su proceso de configuración, toda vez que los teóricos canónicos de la esta sub-disciplina no coinciden en puntualizar los dominios desde los cuales se pueda aludir, en efecto, a una experiencia estética cotidiana. Por lo tanto, la indagación por la historia de este concepto intenta, a su vez, dar luces sobre las tendencias que se han venido instalando en los Everyday aesthetic studies.
 
 Antes de ser un concepto, la estética cotidiana es un término que emerge en el marco de una relación comparativa con la experiencia del arte y que pretende describir las cualidades estéticas otorgadas a otros dominios de la vida. En un primer momento, la estética cotidiana se entiende como una vía que conduce al individuo a ser más consciente del mundo y de sí mismo, toda vez que lo ordinario de la vida diaria se percibe en clave de experiencia artística. El término de estética cotidiana, vale precisar, solo se enuncia una vez de manera directa, dado que en los demás casos su referencia implícita se infiere de los argumentos orientados a ampliar la discusión estética a la cotidianidad. En este sentido, el término estética cotidiana aparece por primera vez en 1983. Tomando la noción de unidad de Dewey (2008), Josehp Kupfer (1983) sugiere experimentar la vida diaria como si de una experiencia artística se tratara. 
 
Kupfer analiza los ámbitos del deporte, la violencia, el sexo y el salón de clase, sobre la base de una estética eminentemente educativa que, según él, contribuye al crecimiento físico, emocional, intelectual y social de todos los individuos. De tal modo que, para este autor, la estética cotidiana corresponde a ciertas circunstancias de la vida diaria que están atravesadas por elementos semejantes a los de la experiencia del arte (unidad, estructuración y consumación), y en las cuales el individuo aprende a discriminar los componentes constitutivos de la cotidianidad, al tiempo que descubre cómo cada elemento cumple una función esencial en relación con otros para dar un sentido de unidad. En consecuencia, señala Kupfer (1983), la estética cotidiana fortalecería la pertenencia del individuo a su comunidad y lo llevaría a reconocer el valor indiscutible que cada quien tiene en la conformación de una sociedad. El resultado es un sujeto con mayor conciencia del mundo.
 
 
 la cotidianidad fuera de la urbe

Vivir en el campo se ha convertido en un gran atractivo para una gran parte de la población urbana. Recuperar viejas tradiciones, reencontrarse con la naturaleza, vivir de una forma mas "natural" y menos artificial.

Las ciudades poseen muchas ventajas en relación con la posibilidad de acceder a servicios especializados: compras, espectáculos, vida social, servicios de todo tipo educación, sanidad, ocio. Sí, la civilización humana, su progreso se ha fundamentado en las ciudades. Pero el hombre necesita el campo. Necesita reencontrarse con la naturaleza sobre todo la conexión con lo animales que están fuera del ámbito de la ciudad.

 En las ciudades predominan imponentes moles de asfalto, concreto y acero, que en verano actúan como superficies de absorción de calor y tapan gran parte del espacio aéreo. En el campo por el contrario, se mantienen los elementos del paisaje natural, que otorgan una amplia gama de colores y formas y dejan al descubierto el cielo, tornándose en un sitio más confortable.

 

 en este proyecto se planea mostrar distintos recorridos como relatos, todos gira en torno a situaciones cotidianas dentro de lo rural. siempre tratando de encontrar rasgos estéticos dentro de la naturaleza y el hombre. y romper un poco con la mirada urbana-ciudad que predomina en la cotidianidad de la mayoría de las personas. se planea mostrar por medio de fotos y videos el vinculo que existe entre el hombre y los animales. 

 





 

    












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