LA ANAMORFOSIS / TRAMPANTOJO

LA ANAMÓRFOSIS

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La deformación intencionada con alargamientos y acortamientos de las figuras son muy características del Manierismo. En esta época los artistas se interesan por la complejidad en la representación de los objetos, por las visiones deformadas como las producidas por espejos convexos, por el carácter ilusionista de las formas, ... En este contexto artístico se desarrolla "la anamorfosis".


Aunque el término "anamorfosis" se crea durante el S. XVII se conocen sus efectos desde el S. XV pues Leonardo da Vinci ya la describe en sus anotaciones y hace un par de dibujos en el Códex Atlánticus, (fol. 35, verso a) c. 1485, conservado en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, que pueden ser las primeras anamórfosis de la Historia:

El aspecto de la anamorfosis muestra las imágenes deformadas con una drástica fuga perspectiva, estiradas hasta lo irreconocible. Sólo una muy acentuada compresión lateral y oblicua, ha rectificado parcialmente el dibujo:

 

ANAMÓRFOSIS OBLICUA

 

ANAMÓRFOSIS CILÍNDRICA

 



                                              

 

 

 

 

 

                                                          TRAMPANTOJO

 

La pintura Huyendo de la Crítica (1874) del pintor y profesor de dibujo Pere Borrel del Caso es una obra que muestra de manera muy clara lo que un trampantojo representa y consigue engañarnos e incluso enturbiarnos con ella. Se encuentra en la colección del Banco de España y ha sido el paradigma en muchas exposiciones que han tratado el tema del trampantojo.

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Huyendo de la Crítica de Pere Borrell del Caso (1874). Colección Banco de España (Madrid)

Hablar de los trampantojos es hablar de aquella pintura que como dice su definición, engaña al ojo o le hace trampa. Aunque se puso de moda en la pintura mural del siglo XVII en España, su origen lo podemos remontar a la época griega y al famoso relato de como en la disputa entre los pintores Zeuxis y Parrasio (s.V a.C), el primero aventajó al segundo por haber creado una pintura con unas uvas tan reales que hasta los pájaros quisieron picotearlas y al invitar a Parrasio a que cubriera su pintura con la cortina desplegada, éste quedó sorprendido al percatarse que igualmente se trataba de una pintura.
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Bodegón con uvas de Juan Fernández el Labrador (ha. 1636) Museo del Prado (Madrid)

El desarrollo de los trampantojos se continuó en la pintura pompeyana y de alguna manera en la época medieval, resurgiendo en el Renacimiento y teniendo su máximo apogeo en el Barroco pero no quedó ahí, sino que no se ha ido perdiendo este género hasta incluso llegar a nuestros días.
En Huyendo de la Crítica nos encontramos con una pintura en la que refleja a un muchacho vestido de manera pobre, que en cierta manera recuerda a esos niños mendigos o pobres que Murillo supo reflejar en sus obras. Ya de por sí, este recuerdo nos lleva a pensar en un hito, un icono de la pintura española y de lo mucho que se le ha valorado ya no solo en España sino en Inglaterra en donde su pintura supuso una gran influencia.
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Comparación del niño Huyendo de la Crítica con Niño apoyado en el alfeizar (Murillo)

El joven quiere salir del cuadro de una manera precipitada y agitada. Se encuentra  asustado e incluso con miedo, como desesperado por escapar de un agujero. Esta actitud la podemos ver al agarrarse al marco para doblar la pierna y ejercer una presión que le haga salir de ahí. Pero aún es mucho más patente en su rostro en donde su cara asustadiza y sus ojos sobresaltados mirando hacia un lado nos transmite miedo, temor e incomprensión. El niño huye de algo que no sabemos que es porque el fondo es neutro, oscuro y desconcertante. La obra intimida más al ver un marco tan realista y que el propio retratado sale de ella al ver que su pie, manos y cabeza ya se encuentran en otro plano externo al propio marco. E incluso, como si fuera El Grito de Munch, casi podemos oír las palpitaciones de su corazón, el respirar agitado o sentir el sudor de miedo y desesperación que representa.
Esta pintura inquieta bastante por dos motivos, en primer lugar por lo realista del cuadro, casi me atrevería a decir hiper realista y en segundo lugar porque la propia imagen que fue pintada y enmarcada sale asustadiza de su propio marco y quiere saltar al vacío de nuestra realidad. Un marco inexistente como objeto real que no tendría sentido que lo tuviera porque perdería el engaño que pretende reflejar la obra.
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